Por Dr Teófilo Benitez Granados
El endurecimiento de las penas para el robo de mobiliario urbano, no es más que una regresión a la política criminal del entonces jefe de gobierno Marcelo Ebrard y las recomendaciones del ex alcalde de New York, Rudolf Giulani, pero ahora con Claudia Sheinbaum y su super policía Omar Garcia Harfuch.
Nuevamente se impone la ley de garrote sin resolver las causas de quienes incurren en esa prácticas como el robo de coladeras o registros.
Endurecer las penas no es sinónimo de evitar el robo de las coladeras o que se vaya a dejar de causar daño al Metro, es solo una salida fácil de los congresistas para no atacar de fondo el problema.
Por ejemplo, en el caso de la señora Elvira mamá de las niñas Esmeralda y Sofía, la Fiscalia General de Justicia de la Ciudad de México hizo su respectiva investigación del robo de varias coladeras dentro de la carpeta de investigación y las personas que ellos indagaron, eran algunos casos personas en condición de calle o de bajos recursos.
Por eso, la legislación penal debe estar supeditada a la política criminal, puesto que es la solución para corregir los malos resultados de la incidencia delictiva o de las propias autoridades, y de sus investigaciones erróneas.
Las políticas de bienestar impulsadas en todas las administraciones locales para el reparto de dádivas, dejan ver la desesperación de los gobernantes por tratar de convencer que los delitos si se atacan de raíz con el reparto de unos pesos.
Sin embargo, es muestra de que son inservibles ya que no llegan a las personas que verdaderamente las necesitan y solo a sus fieles seguidores con los que cuentan para toda ocasión.
El endurecimiento de las penas y por lo que hace a los problemas de supuestos sabotaje al Metro, es totalmente errónea, pues lo que se genera es una persecución policial a través de más de 10 mil elementos entre policías y elementos de la Guardia Nacional.
Lo que se debe garantizar primero es que los delitos no sucedan como pasó con la señora Viviana Salgado, a quien acusaron de saboteadora por la caída de unas aspas de lavadora a las vías del Metro, pese a que fue un hecho accidental.
Endurecer la pena resultaría que sus policías, encargados de la vigilancia, detendrían por supuestos sabotajes de manera equivocada a gente inocente, por no contar con elementos necesarios como videos, pero si se debe a la falta de mantenimiento correctivo adecuado para el buen funcionamiento de las cámaras de seguridad en diversas estaciones del Metro.
Esto es el preámbulo de lo que pasará con el endurecimiento de penas en el tema de robo de mobiliario urbano, pues ahora quien caiga en una coladera sin tapa, será un delincuente y no una víctima .
Seguramente lo acusarán del robo de esa tapa para justificar que existe decisión de recomponer la criminalidad, pero todo quedará en una idea, pero será una cacería de la policía y un manjar de «delincuentes» para la Fiscalía.
Dr Teófilo Benítez Granados titular del despacho Bearr.