Por Alberto Francisco Garduño
México es un país que goza —aparentemente— de estabilidad macroeconómica y cuenta con la confianza de los organismos económicos internacionales; también se le incluye como integrante del G20[1] dada su relevancia como agente económico a nivel global. Sin embargo, dicha estabilidad y finanzas públicas saludables no necesariamente se traducen en bienestar y desarrollo para todas las personas; pese a que muchos de los créditos otorgados por los organismos económicos internacionales al Estado Mexicano tienen su justificación en una función social.
Los contrastes antes referidos se hacen más profundos cuando se da a conocer el Informe sobre Desarrollo Humano 2019[2], en el cual México se ubica en el lugar 76[3] de un total de 189 países, por debajo de otros países de la región América Latina y el Caribe[4]. Desde luego, se deben guardar proporciones, pero, la diferencia es significativa con países como Chile y Argentina.
Esto tiene que ver con la trata de mujeres para explotación sexual porque en un país con una desigualdad económica profunda y arraigada, seguida de cerca por una de sus causas: la desigualdad de género, a la cual se incorporan las deficiencias en los sectores de la salud, educación, trabajo y seguridad; se integran las condiciones precisas que favorecen la existencia de comunidades donde los grupos de delincuencia organizada han echado raíces, especialmente entre quienes se ven privados de oportunidades. De ninguna manera se criminaliza la pobreza.
A lo anterior, se suma la riqueza natural y posición geográfica del país, elementos privilegiados que hacen atractivo a México para la inversión y el comercio; igualmente para las actividades ilícitas relacionadas con dichas actividades.
La trata de personas va en la ruta de convertirse en la actividad delictiva que mayores ganancias económicas reporta a los delincuentes, comparada con el tráfico de drogas es mucho más rentable.
En la trata de personas, los costos para echar a andar el sistema son bajos, no hay propiamente una etapa de producción en la cual gastar para generar las mercancías, se comercia —o esa es la percepción de los agentes delictivos— con seres humanos, quienes para los delincuentes hacen las veces de bienes sustitutos. Así, privan de la vida a una mujer y en seguida, toman su auto de lujo y se llevan a otra por la fuerza, o la vuelven alimento para cocodrilo.[5] En otras palabras, el objeto material de este delito ya está proveído; simplemente reinician su dinámica y enganchan a otra mujer o le arrebatan de su medio por la fuerza. Mientras se tolere la operación tanto de la oferta como de la demanda, continuará el mercado de seres humanos.
En sentido estricto, el dinero es un medio de pago, ¿cuándo se volvió más preciado que la dignidad humana? El engranaje detrás de la trata, es un sistema complejo basado en la distribución de beneficios significativos para sus operadores. Además, requiere cierto conocimiento técnico del sujeto activo para perpetuar sus operaciones y aprovechar o lavar los ingresos de la explotación. Su desarrollo toma tiempo; en el municipio de Tenancingo, Tlaxcala, durante décadas se ha venido efectuando una transformación social consecuencia de la actividad delictiva.
En Tenancingo, el dinero resultado de la explotación sexual de las mujeres se destina —entre otras cosas— a la construcción de “palacios” y compra de automóviles de lujo; en algunas ocasiones, para festejar al santo patrono del pueblo.
“Según Información de la Iniciativa Global contra la Trata de Personas UNGIFT de las ganancias globales que se mueven detrás del mercado ilícito de la trata de personas 1.3 billones de dólares que equivalen al 4.1% son generados en América Latina. El 49% se genera en países industrializados caracterizados por ser los principales destinos de las víctimas que provienen de Latinoamérica.”[6]
De las formas de explotación, la sexual es la más fácil visibilizar, cuestión que puede afectar el registro y cuantificación de otras formas de trata, las posibilidades de registrar en números lo que ocurre con ella son mayores; se estima que del total de casos registrados en 2006, el 79% corresponde al rubro de explotación sexual, siendo el resto, casos de trata para trabajos forzados u otras formas de explotación.[7]
Históricamente, las mujeres han sido las principales víctimas de trata para explotación sexual, así lo destacan algunos datos compilados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito:
– En el Reporte Global 2009 de dicho organismo, del total de víctimas registradas dos terceras partes fueron mujeres, de esa cifra el 79% sufrió explotación sexual;
– De las víctimas de trata provenientes de América Latina desde 2006, el 66% fueron mujeres.
– De las víctimas trasladadas desde Sudamérica hasta Europa, se ha notado un incremento en el número de mujeres de nacionalidad brasileña.[8]
En esa ruta, el “Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que más de 4 millones de mujeres son vendidas anualmente para cualquiera de estos tres fines: prostitución, esclavitud o matrimonio, y que dos millones de niñas son introducidas en el comercio sexual. En concreto, se calcula que en relación a las víctimas de trata: el 43% es explotada sexualmente, el 32% es explotación laboral y un 25% sufre una mezcla de ambos tipos; […]”[9]
Aunque todo ser humano puede ser víctima de trata, frente a ella, las mujeres se han encontrado en una situación de vulnerabilidad a través de la historia.
Las críticas a los tipos penales de trata de personas reprochan la redacción desde una perspectiva neutral y no de género, basadas en el dato del elevado número de mujeres víctimas; igualmente, se cuestiona, no hacer referencia al género del sujeto activo.[10] Sin duda, planteamientos que invitan a profundizar en el tema para lograr una norma penal funcional.
El fenómeno delictivo de la trata de personas requiere para su estudio vincular tanto aspectos económicos como de género, sumados a la visión jurídico penal que debería operar conjuntamente con la criminología, cuya vinculación más estrecha se encuentra en la política criminal; política claramente ausente para erradicar la trata de mujeres para explotación sexual.
Usuario de twitter: @albertofco9
Profesor de las materias jurídico-económicas en la Facultad de Derecho
De la Universidad Nacional Autónoma de México
Becario del área de Derecho Penal en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
[1] “About the G20”, G20 Italia 2021, [en línea] <https://www.g20.org/about-the-g20.html>.
[2] Organización de las Naciones Unidas, Informe sobre Desarrollo Humano 2019. Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: Desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI, Estados Unidos de América, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2019, pp. 344 y 345 [en línea] <http://www.hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_es.pdf>.
[3] En 2018 ocupó el lugar 74.
[4] México de ubica por debajo de Chile (42), Argentina (48), Barbados (56), Uruguay (58) y Bahamas (60) con Desarrollo Humano Muy Alto y también de Trinidad y Tobago (64), Panamá (67), Costa Rica (68), Cuba (72), Antigua y Barbuda (74) con Desarrollo Humano Alto.
[5] En internet es posible consultar una decena de notas periodísticas sobre el caso de El Caimán, uno de los padrotes populares del municipio de Tenancingo, su apodo se lo debe a que en una fosa en el patio de su casa tiene un cocodrilo, el reptil pasa días sin comer, cuando una de las víctimas no reúne las cuotas impuestas por el tratante, es arrojada para alimentarlo. “El caimán, padrote de vieja escuela”, periódico El Universal, sección Estados, 23/07/2013, [en línea] <http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/91781.html>.
[6] Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Algunos datos relevantes sobre la Trata de Personas [en línea] <https://www.unodc.org/documents/lpo-brazil/sobre-unodc/Fact_Sheet_ Dados_Trafico_de_Pessoas_geral_ESP.pdf>
[7] Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Delincuencia organizada transnacional: Acabemos con este negocio. La trata de personas: compraventa de seres humanos, 2018 [en línea] <https://www.unodc.org/toc/es/crimes/human-trafficking.html>.
[8] Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Algunos datos…, op. cit.
[9] Cfr. Casado Caballero, Vanessa, La trata de mujeres con fines de explotación sexual. La globalización de la violencia de género, ponencia publicada en Investigación y género, logros y retos: III Congreso Universitario Nacional Investigación y Género [libro de actas], Sevilla, 2011, p. 257 [en línea] <https://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/39463/Pages%20from%20 Investigacion_Genero_11-7.pdf?sequence=1&isAllowed=y>.
[10] Ibídem, p. 256.