LOS PROBLEMAS PENALES DE HOY, LOS PROBLEMAS PENALES DE SIEMPRE

Por Alberto Francisco Garduño

Los medios de difusión de la información están plagados de notas que ponen al tanto de una serie de disturbios en diferentes entidades de México. Acompañando lo anterior, viene otra serie de noticias sobre hechos que también alarman, ya sea que se habite en alguna de las “colonias más peligrosas” o en alguna de las ciudades “más industrializadas y prósperas del país”, ya sea por la elevada inseguridad o por la falta de agua, las y los mexicanos no vivimos en paz y con corrección diríamos: no desarrollamos nuestra vida con plenitud en todas sus facetas y con los derechos y obligaciones que significa ser integrantes de un Estado democrático de derecho, donde la dignidad es la piedra angular sobre la que se construye el sistema de derechos humanos.

En este contexto, hay quienes culpan a los servidores públicos en funciones, pero, ellos no son los responsables, al menos no de la totalidad de los problemas que, dicho sea de paso, son los mismos de hace diez, veinte o treinta años. No se trata de liberar a unos o a otros de responsabilidades, sino de que cada quien las asuma en su justa medida. Tampoco se debe olvidar a esos factores reales de poder que tratan de pasar desapercibidos; pero, cuya injerencia en los grandes temas nacionales es permanente. La ciudadanía también tiene responsabilidad y, sin lugar a dudas, es quien ha tomado una conciencia activa y hasta agresiva y violenta; lo cual no justifico, pero si comprendo y siento profundamente con empatía y solidaridad.

Como profesional del derecho, no son pocas las ocasiones en que he tenido noticias de casos en los que prácticamente todo está perdido, en los que la impunidad anota puntos a su récord y el derecho se acerca a una herramienta de poderosos y no a un medio de garantizar derechos.

Los problemas que agobian a México son de naturaleza penal o están estrechamente relacionados con la materia y prácticamente son los mismos desde hace 20 años (incluso más) en la historia nacional reciente: la elevación de punibilidades sin análisis alguno; los desplazamientos forzados por la violencia; la desaparición forzada; la violaciones graves a derechos humanos en el proceso penal; el acrecentamiento descontrolado de figuras delictivas con deficiencias en su construcción; la dispersión injustificada de tipos penales; la absorción del tema de la seguridad (de naturaleza fundamentalmente administrativa) por la órbita penal; la delincuencia organizada; la ausencia de política criminal; la carencia de un código penal único; la trata de personas y especialmente, la corrupción, por mencionar los principales.

Se reitera, incluso varios de los problemas antes enunciados encuentran sus raíces en lo profundo de la historia mexicana, hoy por hoy parecen desbordados, sin embargo, siempre han estado ahí, creciendo a la sombra de políticos que miran hacia otro lado, de empresarios que sólo reaccionan en su beneficio y de la ciudadanía que no denuncia.

La respuesta a los problemas penales de siempre no puede esperar y, debe ser conjunta y coordinada entre los sectores público, privado y social. Dicha respuesta, tiene un comienzo perfectamente identificado por centenas de especialistas, disponer de una política criminal cuyo diseño y planeación realmente corresponda a la realidad nacional; destacando que atienda a las causas del delito que en México son -entre otras- la desigualdad y particularmente: la desigualdad económica y la desigualdad de género.

Es tiempo de emprender acciones desde nuestro espacio.

Gracias por tomarte el tiempo de leer.


Mtro. Alberto Francisco Garduño

Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Twitter @albertofco9