Ricardo Peralta Saucedo
Con poco más de medio millón de habitantes, de los que 284 mil son mujeres y 260 mil son hombres, la alcaldía Cuauhtémoc también tiene casi 15 mil personas que hablan diez lenguas indígenas: 5,500 otomí, 2,100 mazahua y 1,500 náhuatl.
En los últimos cinco años, según información oficial, han llegado casi 1,500 venezolanos, 1,300 norteamericanos y poco más de 500 argentinos, quienes han migrado a esta demarcación que ofrece amplias actividades económicas y laborales.
La alcaldía Cuauhtémoc también tiene una población ocupada de casi el 100 por ciento. También ahí es el domicilio de los tres Poderes de la Unión, de decenas de oficinas públicas de todos los órdenes de gobierno y corporativos que custodian las principales avenidas de la ciudad.
Esta demarcación es la tercera alcaldía con mayor presupuesto, recibiendo del presupuesto de egresos de la CDMX poco más de 3,500 millones de pesos, en proporción, Colima recibe poco más de 5 mil millones, mientras que Baja California Sur y Campeche apenas superan los 6 mil millones de pesos, lo que convierte a Cuauhtémoc en un muy atractivo territorio para gobernar. La aportación electoral de esta alcaldía, si bien no es la más numerosa, tampoco es la más homogénea al momento de las definiciones partidistas, aquí las preferencias electorales favorecieron a la doctorante alcaldesa Sandra Cuevas.
Dentro de esa pluralidad, los diversos grupos que lideran el comercio popular han encontrado coincidencia con nuestra organización Alianza Patriótica Nacional en la Ciudad de México.
Javier Arreola, un respetado y reconocido luchador social, es también líder de uno de los grupos más influyentes y numerosos de la Cuauhtémoc, cuenta con experiencia en diversos gobiernos y ramos del mismo, y ha sabido cosecharlo en favor de sus afiliados y de esta enorme y potente zona comercial del país. Ahora, Javier Arreola es el coordinador del Comité de la alcaldía Cuauhtémoc de la Alianza Patriótica Nacional en la CDMX, en un lleno total de la plaza Santo Domingo, el templo a nuestras espaldas, los portales de escribanos a la derecha y el Antiguo Palacio de Aduanas al flanco izquierdo, se dieron cita poco más de mil 200 personas para atestiguar nuestro mensaje de unidad a la Cuarta Transformación; nuestra disciplina y absoluta coincidencia con la ideología obradorista y el cierre de filas con el partido Morena como vehículo electoral; pero más allá de ello el mensaje fue de fraternidad, de sensibilidad social y de enorme cercanía emocional. Estas acciones sirven en momentos de tensión cuando en el escenario hay visos que no deberían ejemplificar la noble labor de gobernar, donde la lucha por el poder hace mostrar las conductas viscerales que ensombrecen la dignidad de gobierno. La mesura y el ejemplo de política de alto nivel son admirables por propios y extraños, se anhela.
El electorado está expectante, es el estricto vigilante y auditor de cada paso, dicho y acción de sus representantes, hoy todas las manos son útiles para lograr expulsar a esa derecha, donde el abuso de autoridad y la prepotencia tendrían que estar extintas de la sociedad mexicana, para empezar, en el gobierno en Cuauhtémoc.
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Esa alcaldía, emblemática porque ahí se han concentrado también las enormes luchas históricas del país entero, tiene que hacer honor a la congruencia de sus habitantes que, con esa pluralidad, han podido crear una comunidad única, extranjeros prácticamente de todo el mundo, productos y servicios únicos, el centro de la cultura nacional, debe ser también dignamente representado y nunca más creerse territorio de una persona o grupo, que sean los mejores argumentos y las mejores personas quienes merezcan el honor de gobernar.