Por Claudia Bolaños

La maestra Karina Martínez Jiménez, juez de Primera Instancia Especializada en Violencia Familiar contra la Mujer, en Piedras Negras, en Coahuila de Zaragoza, tiene muy claro que sus sentencias trasforman e influyen en la sociedad.

Originaria de esa misma ciudad donde labora, cuenta con una competencia mixta en el Poder Judicial en la entidad que la vio nacer, pues es juez Especializada en Adolescentes, de Control y también de Enjuiciamiento, debido a que el número de juzgadores es insuficiente para una creciente en delitos; sobre todo, la violencia familiar contra la mujer, derivado de la pandemia y el confinamiento.

En entrevista con La Querella Digital, la maestra Karina Martínez Jiménez  explica que los juzgados especializados en Violencia Familiar surgieron con la finalidad de dar trato especial, con justicia pronta y expedita, en estos casos que son el segundo delito más recurrente en la Coahuila.

Esto ha generado que los juzgadores se vayan rotando en cada distrito, ante su alta demanda, indica Karina Martínez.

“Había mucho trabajo y se crearon para darle atención, pero lo que está pasando actualmente es que esa competencia recae en los mismos jueces penales y con el mismo personal , recurso material y humano, que son los jueces  y ahora hay que hay que conocer de una material especial”, da a conocer sobre una realidad en el aumento en la carga de trabajo.

No obstante, como profesional, mujer y mexicana sabe que su trabajo influye en mejorar al país, dictando sentencias justas, con apego a la ley, su experiencia y el propio hecho, reclasificando delitos cuando es necesario, pues de otro modo los jueces corren el riesgo de también caer en una responsabilidad.

Detalla que en el delito de Violencia Familiar es de suma importancia darle trato especial, porque, por ejemplo, una sentencia en realidad puede ser no por ese ilícito, sino por feminicidio en grado de tentativa.

Karina Martínez Jiménez, Jueza de Primera Instancia Especializada en Violencia Familiar

Por ello, la responsabilidad de los jueces es ahondar más en el contexto de los hechos, para poder advertir si es tal como lo están consignando o,  en base a su conocimiento en materia de Derecho y al propio hecho, darle una clasificación distinta.

Esa, indica la jueza Martínez Jiménez, es una de las grandes responsabilidades que tienen los juzgadores, pues anteriormente prevalecía la limitación que, a través de criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que no podían rebasar las limitaciones acotadas por el Ministerio Público, y no agravar la situación de los procesados.

Si el agente pedía robo simple, el juzgador no podían clasificarlo como robo clasificado con arma de fuego, explica.

 En la actualidad ya hay otros criterios que dan al impartidor de justicia más holgura, pero al mismo tiempo la responsabilidad de reclasificar si lo amerita el caso.

“En base a los últimos criterios de la Suprema Corte ya nos dio pauta a que pudiéramos dar una clasificación distinta a los hechos que el Ministerio Público está recibiendo, sin variarlos; pero darle una clasificación distinta a la del Ministerio Público implica que el juzgador pueda incurrir en una responsabilidad cuando sigue la línea del Ministerio Público y no actualiza en ese hecho, cuando en realidad es de mayor gravedad”, indica la entrevistada.

Subraya que es entonces una responsabilidad en relación a la protesta asumida en el momento que atendieron al cargo de juez o jueza y de hacer guardar la Constitución y todas las leyes, pero también es personal y moral.

“Primero, es la cuestión relativa a nuestro deber y paralela a ella también nuestra obligación moral en el sentido de juzgar lo que en este caso es correcto. Se ha establecido muchas veces que los jueces hablamos a través de nuestras sentencias, pero también trasformamos e influimos en la sociedad en la manera que nuestras sentencias generen un cambio”.

“Si enviamos el mensaje a través de nuestras sentencias de que la violencia se tolera y que una violencia sicológica no es tan grave como una violencia física o que un abuso sexual, el tocar unas de las áreas de una persona, de una mujer, no es tan grave como una violación, entonces estaríamos enviando ese mensaje de que las personas no denuncien porque los hechos no son graves”.

Y agrega que pienso que en cada resolución los juzgadores están obligados a mandar ese mensaje a la sociedad, pero apegada a la ley, hablar por la ley a través de las sentencias.

LA NIÑA ABOGADITA

Karina Martínez Jiménez proviene de una familia en la que ella es la primera en haber estudiado Derecho, pero desde niña tenía claro a lo que quería dedicarse, por eso en su hogar le llamaban cariñosamente “La abogadita” porque también sabía defenderse pese a su corta edad.

Luego por la limitación de recursos no pudo emigrar a otro lugar a estudiar la carrera, quedándose en la Universidad Autónoma de Piedras Negras, donde obtuvo como el primer lugar en aprovechamiento de su generación.

Su primer trabajo fue como secretaría de agencia del Ministerio Público, haciendo examen frente a una máquina de escribir, recuerda.

Es Parte de la Asociación Mexicana de Mujeres Juezas y Magistradas

Desde entonces nada le fue regalado, sino que por medio de “grandes esfuerzos”, consiguió trabajar y culminar su carrera con la tesis titulada. “La prueba en el procedimiento penal”.

Su incursión en el sistema penal fue como actuaria, donde sufrió discriminación por estar embarazada, por lo que tuvo que iniciar su labor, abogando por ella misma, tocando puertas, exigiendo, no sin miedo de ser mal vista, pero consiguiendo quedarse con el puesto.

Luego ascendió a secretaria de Acuerdos y luego juzgadora. Todo lo fue escalando, dice con orgullo, a través de examen de oposición.

El machismo también ha estado presente en su carrera, pues ella explica que “muchos no quieren ver a la mujer en cargos de poder”, y varios de los que ahora son buenos amigos o compañeros, antes no la aceptaban como cabeza de un juzgado.

Actualmente, está por culminar un Doctorado y  forma parte de varias asociaciones, como la Asociación Mexicana de Mujeres Juezas y Magistradas, cuyo objetivo es hacer visibles los derechos femeninos, dando cursos y capacitación, así como la realización de diversos eventos.

Tiene una Maestría en el Sistema Penal Acusatorio

Originaria de Piedras Negras, Coahuila de Zaragoza

Licenciada en Derecho con mención honorífica por la Universidad Autónoma de Piedras Negras, Coahuila

Cuenta con maestría en el Sistema Penal Acusatorio con mención honorífica por la Universidad Autónoma del Noreste

Actualmente cursa el Doctorado con acentuación en Derechos Humanos

Se desempeña como Jueza en el Sistema Penal Acusatorio en Piedras Negras, Coahuila por examen de oposición

Cuenta con diplomados en impartición de Justicia Penal para Adolescentes y en Ejecución de Sanciones por la Universidad La Salle

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