Fue marzo el mes más violento para mujeres y de más feminicidios

Por Redacción

La experta criminóloga Ivonne Olvera Lezama dio a conocer un texto en el que señala Cifras oficiales, que indican que marzo de 2021 fue el mes más violento para las mujeres, con 357 asesinatos, de los cuales 92 se clasificaron como feminicidios y 267 como homicidios dolosos de mujer, equivalentes a 12 feminicidios diarios; en abril, se registraron 294 asesinatos, investigándose 75 como feminicidio y 219 como homicidio doloso de mujer, lo que pudiera indicar una disminución a 10 feminicidios diarios, sin embargo, esto no coincide con la realidad, ya que las cifras muestran sólo el número de carpetas de investigación y no el número de víctimas, por ejemplo, una carpeta de investigación puede constar de un sujeto activo del delito como lo es un feminicida y de una o más víctimas, tal es el caso de los feminicidas seriales.

Ella señala en Excélsior que el factor criminológico principal de los feminicidios en el país es la carencia de capacitación de policías, guardias nacionales, elementos de las FA, MP y peritos encargados de la seguridad pública, además que no son suficientes para afrontar la criminalidad, lo que provoca que el horario laboral no sea proporcional a las cargas de trabajo, en detrimento de la investigación de delitos y, en consecuencia, el aumento de los mismos, como los delitos de violencia contra mujeres, en que la violencia familiar se incrementó en un 19.2% y la violación en un 21.4 por ciento.

Además, abunda que las condiciones criminológicas de violencia generalizada, la impunidad en la investigación y procuración de justicia es el caldo de cultivo para el nacimiento de feminicidas seriales, tal es el caso del Estado de México, con el llamado Monstruo de Ecatepec, quien en 2018 confesó hasta 20 feminicidios ayudado por su mujer; en 2019 fue el Monstruo de Toluca, quien confeso 4 asesinatos de mujeres, y en 2021 el Carnicero, que confesó 37 feminicidios.

El común denominador de estos tres criminales es que son sicópatas de los más violentos, por ser torturadores y violadores, por lo que se clasifican como feminicidas seriales, cuya habilidad es mezclarse con las personas dentro de la comunidad con un disfraz de bondad y solidaridad, que sirve para distraer a sus víctimas. Una de sus características es que al ser detenidos “confiesan” sus atrocidades para mostrar “su superioridad e inteligencia” con la que pasan desapercibidos por años lo que les ha permitido cometer un feminicidio tras otro, estos feminicidas seriales se distinguen por su insensibilidad, falta de empatía al dolor y por los actos de necrofilia que infringen a los cuerpos de sus víctimas, así como por llevar un registro de sus crímenes como el Carnicero de Atizapán, quien no sólo llevaba la cuenta en memoria fotográfica y en video, sino también del peso y medida de cada parte del cuerpo sin vida de sus víctimas, una vez que los había seccionado.

La indiferencia institucional que produce la falta de investigación por exceso de cargas laborales, la cultura patriarcal imperante dentro de los operadores del sistema de justicia y la carencia de conocimiento del sistema penal, en la que se niega o dilata la búsqueda de mujeres desaparecidas de forma inmediata, acarrea con frecuencia que los familiares de las víctimas sean quienes realicen la investigación para dar con el paradero de las desaparecidas y de los responsables.

Refiere que las autoridades sólo se encargan de recabar indicios y pruebas que les son proporcionados por los familiares de las víctimas, de esta forma vemos a fiscales y policías, en declaraciones triunfales a los medios de comunicación, en las que, incluso, llegan a mostrar imágenes en detrimento de la dignidad de las víctimas, recordemos que éste fue el fundamento de la Ley Ingrid promovida en la CDMX, todo esto como si fuera producto de una investigación institucional derivada de una “profunda investigación de inteligencia” y no resultado de la investigación de los familiares de las víctimas, que, con más frecuencia, descubren a terribles feminicidas seriales, por lo que si bien es cierto han disminuido las cifras oficiales de feminicidios, también lo es que se ha incrementado el número de feminicidas seriales, esto no puede seguir sucediendo, México necesita poner un alto a la violencia feminicida que permita algún día a las mujeres vivir en paz.